lunes, 13 de febrero de 2012

Los portadores de sueños - Gioconda Belli



En todas las profecías
está  escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan
que el hombre creará  su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.

Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y  las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras
de catástrofes.

Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de
utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua
el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.

De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales
Tuvieron algo que ver con esto,
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.

Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos - imprimían las grandes
rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes
en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.

Hay que destruirlos - imprimían las grandes
rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus
discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.

Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.

Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías.

Gioconda Belli

miércoles, 18 de enero de 2012

El Padre Wuytack - Gonzalo Fragui


Conocí al padre Wuytack recientemente en la presentación del libro de Luis Angulo Ruiz, Francisco Wuytack, la revolución de la conciencia. Allí el padre contó esta anécdota:
- Yo vivía en Rancho Negro, en el barrio El Carmen, antes de mi primera expulsión. Yo lo llamaba así porque las latas de zinc estaban pintadas con asfalto. Yo sólo tenia allí mi cama y unos baúles con algunas cositas que habìa traìdo de Bélgica. Como llegaba tarde todas las noches, un día me encontré que habían abierto el rancho, habían vaciado los baúles y me habían dejado sin cama. Yo dije: "esto no es un robo, es sólo un cambio de propiedad. Se la llevó alguien que la necesitaba más". Así que puse una tabla y allí dormí aquella noche y las siguientes. Un día vinieron a verme unos amigos y me preguntaron: "¿y tù duermes en una tabla?, ¡no puede ser!". Eran los mismos que se habían llevado mi cama. Yo les dije: "No hay problema, ya me acostumbré". Pero ellos insistieron: "No, no puede ser". Un día que yo cumplía años me estaban esperando con una torta y una cama. Después me di cuenta que era la mía. Incluso la habían pintado.
Eso sucede sólo en Venezuela.



Gonzalo Fragui

martes, 3 de enero de 2012

Paz - Pablo Neruda



PAZ para los crepúsculos que vienen,
paz para el puente, paz para el vino,
paz para las letras que me buscan
y que en mi sangre suben enredando
el viejo canto con tierra y amores,
paz para la ciudad en la mañana
cuando despierta el pan, paz para el río
Mississippi, río de las raíces:
paz para la camisa de mi hermano,
paz en el libro como un sello de aire,
paz para el gran koljós de Kíev,
paz para las cenizas de estos muertos
y de estos otros muertos, paz para el hierro
negro de Brooklyn, paz para el cartero
de casa en casa como el dia,
paz para el coreógrafo que grita
con un embudo a las enredaderas,
paz para mi mano derecha,
que sólo quiere escribir Rosario:
paz para el boliviano secreto
como una piedra de estaño, paz
para que tú te cases, paz para todos
los aserraderos de Bío Bío,
paz para el corazón desgarrado
de España guerrillera:
paz para el pequeño Museo de Wyoming
en donde lo más dulce
es una almohada con un corazón bordado,
paz para el panadero y sus amores
        y paz para la harina: paz
        para todo el trigo que debe nacer,
        para todo el amor que buscará follaje,
        paz para todos los que viven: paz
        para todas las tierras y las aguas.

Yo aquí me despido, vuelvo
a mi casa, en mis sueños,
vuelvo a la Patagonia en donde
el viento golpea los establos
y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos,
ando errante por el mundo que amo:
en mi patria encarcelan mineros
y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces
de mi pequeño país frío.
Si tuviera que morir mil veces
allí quiero morir:
si tuviera que nacer mil veces
allí quiero nacer,
cerca de la araucaria salvaje,
del vendaval del viento sur,
de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.

Yo no vengo a resolver nada.

Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.

PABLO NERUDA

sábado, 3 de diciembre de 2011

Àngeles - Iliana Hernàndez Arce



ÀNGELES

Hay ángeles sin cielo que de tan cotidianos, se ha vuelto cristalina su presencia para muchos. Son hombres, mujeres y niños que vuelan entre nubes de polvo; que con sus manos y su tímido estar, recolectan de nuestras calles las tristes materias que olvidamos en un jardín, que se fugan de nuestros autos y de nuestras manos en cualquier rincón. Y es extraño que no podamos escuchar su sonora presencia en acecho de una lata, una botella, un papel... ni podamos ver a esos seres de luces antiguas que se mantienen de pie a pesar nuestro. Son poemas sociales que no leemos, ángeles en desvelo para quienes el bienestar de otros les representa apenas un mísero ingreso y para nosotros (sociedad) una certeza ciega.

Iliana Hernàndez Arce

tomado de POESA-R15

viernes, 2 de septiembre de 2011

Mi Padre terco - Enrique Hernández DJesús

MI PADRE TERCO
Mi padre me dijo

"Hijo por qué no estudias plomería

Yo me quedé callado pero eso no me gustó mucho

Mi padre era patinador

y desde el día en que resbaló

y cayó al suelo y se rompió una pierna

y los médicos dijeron

que tenían que cortársela

llevó a la casa una jaula

allí metió cuarenta y tres gatos

a las seis semanas eran cuarenta y nueve

al pasar varios años había como doscientos diez

Pero un día mi padre no podía aguantar esos gatos

Y deliraba y decía

"Los gatos se comieron mi pierna"

Mi padre alquiló un camión y sobre él montó

A todos los gatos

Se los llevó a una ciudad como a quince horas

De nuestro pueblo

Allí los dejó

Pero los gatos todos los gatos regresaron

Y mi padre tuvo que aceptarlos de nuevo

A mi padre no le gustó la casa

Y por necesidad compró una más grande

Compró también ocho gallinas y doce conejos

Desarmó la jaula de los gatos y allí metió

Como ochenta y nueve loros y trece guacamayos

Yo nunca le reclamé

Ni le dije nada a mi padre

De tantos gatos loros y guacamayos

Ni siquiera me dio valor hablarle

De los conejos

Ni le pregunté por qué organizaba

Campeonatos de metras con sus amigos

En el patio que estaba detrás de la casa

Vivir así era insoportable

Pero yo nunca le dije nada a mi padre

Una vez se formó un gran lío por dos metras

Y todos los del equipo se agarraron a golpes

Por tres meses mi padre se olvidó

De jugar a las metras

Y de nuevo comenzó con los campeonatos

Yo recuerdo

Que él organizaba cinco equipos

La única condición que les ponía

Era que las metras estuviesen nuevas

En la entrada de la casa había un cartel

Que decía


No se aceptan metras usadas


El campeonato duraba dos o tres días

Y eso se realizaba cada dos o tres meses

Por lo general el equipo de mi padre

ganaba siempre

debe haber sido por lo del conocimiento del terreno


y sin embargo yo nunca le dije a mi padre nada


a mí me daba la impresión

de que estábamos

cada uno en una cosa diferente

pero el día que mi padre me dijo



"Voy a seguir haciendo estas cosas

creo que a mí me gusta ser así

y si un día de éstos no me encuentras

no te preocupes

es que me he transformado en gato

los gatos hijo mío no tienen

preocupaciones grandes

ni siquiera tienen problemas en el amor

conmigo ninguna mujer quiere hacer el amor

porque tengo una pierna cortada

eso lo hicieron los gatos

pero e ellos no les pasa eso

hijo mío por qué no aprendes plomería

con esa profesión vas ganar mucho dinero"

cuando mi padre me dijo eso

me di cuenta que mi padre estaba loco

deliraba mi padre

mi padre deliraba

o mi padre era terco

porque desde ese día

en que me marché de casa

me decía

"hijo mío aprende plomería"


mi padre terco

terco mi padre

quería que fuera plomero


después me fui de casa

me dediqué a otras cosas

trabajaba limpiando carros de helados

en puesto de buhoneros

limpiando automóviles modernos

vendiendo flores

de mesonero

otras veces vendía la prensa

o repartía leche en una bicicleta de la compañía

era portero de los cines

después secretario en una oficina

ascensorista

vendedor de lotería

apostador de caballos

pero no quise estudiar plomería


una mañana andaba

por la gran avenida

después de muchos años

de no saber de mi padre

y veo venir un hombre

que cargaba paquetes de basura

y llevaba amarrados con cuerdas a tres perros

tenía una barba toda descuidada

y verdaderamente una cara de loco

me acerco más y veo que la falta una pierna

entonces pensé

se parece a mi padre

lo agarré y lo abracé

y me dijo

"hijo he visto en la prensa

que eres un gran plomero
"


Enrique Hernández DJesús

martes, 26 de julio de 2011

Otro poema de los dones - Jorge Luis Borges



Gracias quiero dar al divino
laberinto de los efectos y de las causas
por la diversidad de las criaturas
que forman este singular universo,
por la razón, que no cesará de soñar
con un plano del laberinto,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
por el amor, que nos deja ver a los otros
como los ve la divinidad,
por el firme diamante y el agua suelta,
por el álgebra, palacio de precisos cristales,
por las místicas monedas de Ángel Silesio,
por Schopenhauer,
que acaso descifró el universo,
por el fulgor del fuego,
que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
por la caoba, el cedro y el sándalo,
por el pan y la sal,
por el misterio de la rosa,
que prodiga color y que no lo ve,
por ciertas vísperas y días de 1955,
por los duros troperos que en la llanura
arrean los animales y el alba,
por la mañana en Montevideo,
por el arte de la amistad,
por el último día de Sócrates,
por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
de una cruz a otra cruz,
por aquel sueño del Islam que abarcó
mil noches y una noche,
por aquel otro sueño del infierno,
de la torre del fuego que purifica
y de las esferas gloriosas,
por Swedenborg,
que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
por los ríos secretos e inmemoriales
que convergen en mí,
por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
por la espada y el arpa de los sajones,
por el mar, que es un desierto resplandeciente
y una cifra de cosas que no sabemos,
por la música verbal de Inglaterra,
por la música verbal de Alemania,
por el oro, que relumbra en los versos,
por el épico invierno,
por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
por Verlaine, inocente como los pájaros,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
por las rayas del tigre,
por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
por la mañana en Texas,
por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba,
que antes del español escribieron
toda la literatura española,
por el geométrico y bizarro ajedrez
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
por el olor medicinal de los eucaliptos,
por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por la costumbre,
que nos repite y nos confirma como un espejo,
por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
por la noche, su tiniebla y su astronomía,
por el valor y la felicidad de los otros,
por la patria, sentida in los jazmines
o en una vieja espada,
por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
por el hecho de que el poema es inagotable
y se confunde con la suma de las criaturas
y no llegará jamás al último verso
y varía según los hombres,
por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte,
esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.



Jorge Luis Borges

jueves, 7 de julio de 2011

Yo, mi escondite - Ramòn Querales





Yo, mi escondite

Por verde de los árboles
dejo de mirar los árboles;
por oler el aroma de la rosa
y ver sus colores
paso desapercibida la rosa;
por oír el canto de los pájaros
y admirar sus colores
y envidiar sus vuelos
desconozco aún el más comùn
de los pájaros;
por ver el agua
se me escapa el río,
como la playa y las olas
y las velas y los peces
me ocultan el mar
y las luces y los carros,
las torres, la gente,
los puentes y túneles
no me permiten ver la ciudad.

Como yo
que en mis miedos y dudas,
verdades, mentiras,
afectos y odios,
remordimientos y olvidos,

me oculto.

Ramón Querales

Los que soñamos - Reynaldo Pèrez Sò

Los que soñamos
sentimos el sueño más hermoso

nos morimos temprano
porque no somos sueños
ni pájaros
y el aire nos pesa

sin embargo con todo
volvemos cada noche

para morirnos de otro sueño.

Reynaldo Pèrez So

miércoles, 29 de junio de 2011

Caída del cielo - Armando José Sequera


Caída del cielo

Poco después de casarse con la tía Petra, el tío Ramón Enrique se hallaba una noche rezando para sucediera un milagro y pudieran hallar vivienda, porque le habrían pedido desocupación de la casa donde vivían.
En eso una luz enorme pasó sobre su cabeza y le sancochó las plegarias. En el patio se escuchó un estruendo y las cuatro gallinas que tenídaan armaron un alboroto.
Cuando el tìo y la tìa fueron a ver, encontraron un meteorito en el fondo de un cràter y cerca de éste cuatro huevos cocidos que las gallinas acababan de poner, asustadas.
Durante mes y medio el tío Ramòn Enrique llenó el crater de hielo para enfriar el espacio y, tan pronto la pudo tocar, la sacó y la vendió.
Con el dinero comprò esta enorme casa donde vivimos, que por eso se llama "Caìda del cielo"

Armando José Sequera

sábado, 25 de junio de 2011

El enemigo verdadero - Jairo Anibal Niño


EL ENEMIGO VERDADERO...

 Un día me encontré cara a cara con un tigre y supe que era inofensivo.
En otra ocasión tropecé con una serpiente cascabel
y se limitó a hacer sonar las maracas de su cola y a mirarme pacíficamente.
Hace algún tiempo me sorprendió la presencia de una pantera
y comprobé que no era peligrosa.
Ayer fui atacado por una gallina, el animal más sanguinario
y feroz que hay sobre la tierra.
Eso fue lo que le dijo el gusanito a sus amigos.

Jairo Aníbal Niño

jueves, 23 de junio de 2011

Chireles - Eduardo Sanoja


En el dar sin esperar recibir
está la supervivencia superior:
la anónima

-o-

Somos un recuerdo
de nuestro propio sueño.

-o-

Compadece y envidia al artesano:
Sus necesidades y sus libertades
son del mismo tamaño.

-o-

Quiero vivir mientras tenga 
capacidad
para pensar y modificarme.

-o-
Existo, y es problema mío.
Si dios existe
es problema de él.

-o-

El respeto es un sentimiento,
no una hipocresía.

-o-

Un hombre sin memoria
es un muerto que camina.

-o-

No es necesario
meter el brazo
en la jaula del tigre
para averiguar si muerde.

-o-

No deseo mal ni bien a nadie
sólo deseo
que quien siembra tomates
recoja tomates.

-o-

¿Heredero de cuantiosa fortuna?
¡Antepasado ladrón!

-o-

Universitarios: Recuerden siempre
que quien graduó al primer médico
no era médico graduado.
Y asì todas las profesiones.

-o-

Analizar, jerarquizar, ejecutar
con orden y disciplina.
Lo contrario se llama fracaso.

-o-

¿La pesadilla del Norte
o el sueño del Sur?


Eduardo Sanoja

miércoles, 22 de junio de 2011

Cosas de la Tierra - José Ferreira Gullar




COSAS DE LA TIERRA

Todas las cosas de las que hablo están en la ciudad,
entre el cielo y la tierra.
Son todas ellas  cosas perecederas
y eternas como tu risa,
la palabra solidaria,
mi mano abierta
o este olvidado olor a cabellera
que vuelve
y enciende su llama inesperada
en el corazón de mayo.
Todas las cosas de las que hablo son de carne
como el verano y el salario
Mortalmente inscriptas en el tiempo,
están dispersas, como el aire,
en el mercado, en las oficinas,
en las calles, en los hoteles de paso.

Son todas ellas cosas
cotidianas, como bocas
y manos, sueños, huelgas,
denuncias,
accidentes de trabajo o del amor. Cosas,
de las que hablan los periódicos,
a veces duras
a veces tan oscuras
que aún la poesía las ilumina con dificultad.
Pero es en ellas donde te veo palpitando
mundo nuevo,
aún en estado de sollozos y esperanzas.

José Ferreira Gullar (Brasil)

miércoles, 8 de junio de 2011

Ustedes ganaron... Antonio Trujillo





Ustedes ganaron
constructores, comerciantes,
munícipes sin leyes
ni ordenanzas
para los ojos del paisaje.

Y nosotros vencidos frente
a la orfandad de las colinas,
de las viejas casas y su magnolia.

Sin Árbol
pulcro sobre el naciente.

Ustedes ganaron, sacerdotes,
falsos ecólogos, cronistas del rey
leguleyos, amigos de la canción
que olvida su propia historia.

Mientras la mariposa azul
de los caminos, se posa, duerme
sobre las plantas de tratamiento.

En verdad, ustedes ganaron
y Dios retira el mar, su fuerza.

Antonio Trujillo

sábado, 4 de junio de 2011

Oficio de poeta - Luz Helena Cordero Villamizar

Vìctor Vasarely - Universidad Central de Venezuela


Nos tocó cantar con la guitarra desafinada,
llorar cuando todos dormían,
hacer silencio en el jolgorio,
gritar a las paredes
que ni siquiera se derrumban
con palabras horrendas.
Nos ha tocado decir lo que nadie oye,
recibir bofetadas y bostezos,
la trampa del aplauso.
Nos dejaron las palabras
para empacar con ellas los regalos,
qué hacemos sentados en esta mesa
en la que sirven mordiscos de aire.
Cuando habíamos perdido la fe
alguien nos inventa un oficio
y aquí estamos, resistiendo,
preguntando quién se burla de nosotros,
pobres contorsionistas de los verbos.



Luz Helena Cordero Villamizar

viernes, 27 de mayo de 2011




La antena que trae
las noticias de la guerra
está llena de pájaros.


Gustavo Adolfo Garces

sábado, 14 de mayo de 2011

Mentira Històrica -


En batalla singular, un ejército gigantesco fue vencido por el valor de un solo iluminado. Su resentido biógrafo, mutilado de guerra él mismo, en lugar de mencionar gigantes, consignó molinos.

Eduardo Gotthelf


sábado, 7 de mayo de 2011

Como pajaros en el aire - Peteco Carabajal




Las manos de mi madre
parecen pájaros en el aire,
historias de cocina
entre sus alas heridas de hambre.

Las manos de mi madre
saben que ocurre por las mañanas
cuando amasa la vida
horno de barro, pan de esperanza.

Las manos de mi madre
llegan al patio desde temprano.
Todo se vuelve fiesta
cuando ellas vuelan junto a otros pájaros.

Junto a los pájaros que aman la vida
y la construyen con el trabajo
arde la leña, harina y barro,
lo cotidiano se vuelve mágico,
se vuelve mágico.


Las manos de mi madre
me representan un cielo abierto
y un recuerdo añorado
trapos calientes en los inviernos.

Ellas se brindan cálidas,
nobles, sinceras, limpias de todo.
¿Cómo serán las manos
del que las mueve gracias al odio?

Peteco Carabajal


jueves, 5 de mayo de 2011

El Cataclismo de Damocles - Gabriel García Márquez






Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo. Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones transplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.
Señores presidentes, señores primeros ministros, amigas, amigos:
Esto no es un mal plagio del delirio de Juan en su destierro de Patmos, sino la visión anticipada de un desastre cósmico que puede suceder en este mismo instante: la explosión -dirigida o accidental- de sólo una parte mínima del arsenal nuclear que duerme con un ojo y vela con el otro en las santabárbaras de las grandes potencias.

Así es: hoy, 6 de agosto de 1986, existen en el mundo más de 50.000 ojivas nucleares emplazadas. En términos caseros, esto quiere decir que cada ser humano, sin excluir a los niños, está sentado en un barril con unas cuatro toneladas de dinamita, cuya explosión total puede eliminar 12 veces todo rastro de vida en la Tierra. La potencia de aniquilación de esta amenaza colosal, que pende sobre nuestras cabezas como un cataclismo de Damocles, plantea la posibilidad teórica de inutilizar cuatro planetas más que los que giran alrededor del Sol, y de influir en el equilibrio del Sistema Solar. Ninguna ciencia, ningún arte, ninguna industria se ha doblado a sí misma tantas veces como la industria nuclear desde su origen, hace 41 años, ni ninguna otra creación del ingenio humano ha tenido nunca tanto poder de determinación sobre el destino del mundo.
El único consuelo de estas simplificaciones terroríficas -si de algo nos sirven-, es comprobar que la preservación de la vida humana en la Tierra sigue siendo todavía más barata que la peste nuclear. Pues con el sólo hecho de existir, el tremendo Apocalipsis cautivo en los silos de muerte de los países más ricos está malbaratando las posibilidades de una vida mejor para todos.
En la asistencia infantil, por ejemplo, esto es una verdad de aritmética primaria. La UNICEF calculó en 1981 un programa para resolver los problemas esenciales de los 500 millones de niños más pobres del mundo, incluidas sus madres. Comprendía la asistencia sanitaria de base, la educación elemental, la mejora de las condiciones higiénicas, del abastecimiento de agua potable y de la alimentación. Todo esto parecía un sueño imposible de 100.000 millones de dólares. Sin embargo, ese es apenas el costo de 100 bombarderos estratégicos B-1B, y de menos de 7.000 cohetes Crucero, en cuya producción ha de invertir el gobierno de los Estados Unidos 21.200 millones de dólares.
En la salud, por ejemplo: con el costo de 10 portaviones nucleares Nimitz, de los 15 que van a fabricar los Estados Unidos antes del año 2000, podría realizarse un programa preventivo que protegiera en esos mismos 14 años a más de 1.000 millones de personas contra el paludismo, y evitara la muerte -sólo en África- de más de 14 millones de niños.
En la alimentación, por ejemplo: el año pasado había en el mundo, según cálculos de la FAO, unos 565 millones de personas con hambre. Su promedio calórico indispensable habría costado menos de 149 cohetes MX, de los 223 que serán emplazados en Europa Occidental. Con 27 de ellos podrían comprarse los equipos agrícolas necesarios para que los países pobres adquieran la suficiencia alimentaría en los próximos cuatro años. Ese programa, además, no alcanzaría a costar ni la novena parte del presupuesto militar soviético de 1982.
En la educación, por ejemplo: con sólo dos submarinos atómicos tridente, de los 25 que planea fabricar el gobierno actual de los Estados Unidos, o con una cantidad similar de los submarinos Typhoon que está construyendo la Unión Soviética, podría intentarse por fin la fantasía de la alfabetización mundial. Por otra parte, la construcción de las escuelas y la calificación de los maestros que harán falta al Tercer Mundo para atender las demandas adicionales de la educación en los 10 años por venir, podrían pagarse con el costo de 245 cohetes Tridente II, y aún quedarían sobrando 419 cohetes para el mismo incremento de la educación en los 15 años siguientes.
Puede decirse, por último, que la cancelación de la deuda externa de todo el Tercer Mundo, y su recuperación económica durante 10 años, costaría poco más de la sexta parte de los gastos militares del mundo en ese mismo tiempo. Con todo, frente a este despilfarro económico descomunal, es todavía más inquietante y doloroso el despilfarro humano: la industria de la guerra mantiene en cautiverio al más grande contingente de sabios jamás reunido para empresa alguna en la historia de la humanidad. Gente nuestra, cuyo sitio natural no es allá sino aquí, en esta mesa, y cuya liberación es indispensable para que nos ayuden a crear, en el ámbito de la educación y la justicia, lo único que puede salvarnos de la barbarie: una cultura de la paz.
A pesar de estas certidumbres dramáticas, la carrera de las armas no se concede un instante de tregua. Ahora, mientras almorzamos, se construyó una nueva ojiva nuclear. Mañana, cuando despertemos, habrá nueve más en los guadarneses de muerte del hemisferio de los ricos. Con lo que costará una sola alcanzaría -aunque sólo fuera por un domingo de otoño- para perfumar de sándalo las cataratas del Niágara.

Un gran novelista de nuestro tiempo se preguntó alguna vez si la Tierra no será el infierno de otros planetas. Tal vez sea mucho menos: una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio de la gran patria universal. Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del Sistema Solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida, nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la carrera de las armas va en sentido contrario de la inteligencia.

Y no sólo de la inteligencia humana, sino de la inteligencia misma de la naturaleza, cuya finalidad escapa inclusive a la clarividencia de la poesía. Desde la aparición de la vida visible en la Tierra debieron transcurrir 380 millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros 180 millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que el de ser hermosa, y cuatro eras geológicas para que los seres humanos a diferencia del bisabuelo pitecántropo, fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de morirse de amor. No es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber concebido el modo de que un proceso milenario tan dispendioso y colosal, pueda regresar a la nada de donde vino por el arte simple de oprimir un botón. Para tratar de impedir que eso ocurra estamos aquí, sumando nuestras voces a las innumerables que claman por un mundo sin armas y una paz con justicia. Pero aún si ocurre -y más aún si ocurre-, no será del todo inútil que estemos aquí. Dentro de millones de millones de milenios después de la explosión, una salamandra triunfal que habrá vuelto a recorrer la escala completa de las especies, será quizás coronada como la mujer más hermosa de la nueva creación. De nosotros depende, hombres y mujeres de ciencia, hombres y mujeres de las artes y las letras, hombres y mujeres de la inteligencia y la paz, de todos nosotros depende que los invitados a esa coronación quimérica no vayan a su fiesta con nuestros mismos terrores de hoy. Con toda modestia, pero también con toda la determinación del espíritu, propongo que hagamos ahora y aquí el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atómico. Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad. Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que esta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan bárbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del Universo.

Gabriel García Márquez

Discurso pronunciado el 6 de agosto de 1986, en el aniversario 41 de la bomba de Hiroshima.
Ixtapa. México, 1986.