martes, 26 de febrero de 2008

Un día después de la guerra - Jotamario Arbelaez


Diagnóstico

Si sale el sol es para arruinar la cosecha
si se presenta la lluvia se desbordan los rios si encendemos la chimenea se quema la casa
si abrimos la ventana se nos entra un murciélago
No es que el Señor haya perdido el control del planeta
Es que mi amada está enferma.

viernes, 15 de febrero de 2008

BIOLOGÍA: EL ARTE DE LA VIDA - Óscar fernández

Tomo algunas frases maravillosas de Oscar Fernández de su artículo BIOLOGÍA: EL ARTE DE LA VIDA, el cual pueden leer completo en:

http://elbuho.aafi.es/oscar.pdf

Desde el virus hasta la ballena, desde el micro-hongo hasta el árbol, todos tenemos
algo que decir.

La única ventaja de ser primates, es que aún nos reconocemos ante un espejo.

Todos deberíamos asistir a la escuela para empresarios de las hormigas.

Observemos la transmutación de la oruga.

¿Qué tigre se corta las uñas?.

¿Qué planta odia el dióxido de carbono?.

Es curiosa la fractalidad del girasol.

Un copo de nieve es orden y caos a la vez.

Los caballos si saben de miradas.

Los loros no sólo repiten palabras.

En la semiótica natural el mensaje es el medio.

Entre el corazón y la razón existe todo un sistema inmunológico.

¡Que compleja puede llegar a ser la telaraña del pensamiento!.

Si no lo escuchas no quiere decir que no se ha dicho. Ejemplo: el sonar de los murciélagos y los delfines.

Déjate atrapar por los tentáculos inteligentes de un octópodo.

Podríamos aprender mucho de las aves migratorias y los campos magnéticos.

La relación marea/luna nos habla de la ley de la gravedad. Y la relación ser vivo/luna ¿de que nos habla?.

Generalmente no somos conscientes de todo lo que trasmitimos. Ejemplo: la ceguera de los peces biolumínicos (ellos tampoco ven lo que hacen).

¡Que puntuales son las aves. Y no tienen reloj! ¿o sí?

Sincronicemos nuestros relojes biológicos con las aves.

Los perros pueden oler al cáncer, ¿tú que puedes oler?

Si a una planta se le coloca música rock y ésta se seca, ¿qué le pasará a los seres humanos al escuchar la misma música?

Si escucháramos la voz de los elefantes entenderíamos mejor la vida.

Si escucháramos a los elefantes, tendríamos que recordar su compleja lengua, y para ello su memoria es mejor que la nuestra...

En el orden social de las abejas no existe ni la política ni el protocolo.

Cantemos a la lluvia con la música de las cigarras.

Prefiero las predicciones sísmicas de los animales por encima de los sismógrafos y los sismólogos.

El campesino sabe cuando es el tiempo de sembrar. El hombre urbano no sabe cuando es el tiempo de vivir.

El campesino entiende muy bien las señales de la naturaleza.

El indígena no sólo le habla a sus dioses.

¡Que halcón usa anteojos!

Ninguna especie animal necesita inventarse juegos colectivos para compartir medianamente (excepto la humana).

Las asociaciones, gremialismos, grupos, religiones, equipos, etc; son sólo inventos humanos, el resto de las especies zoológicas no requieren de excusas para compartir.

El agua no sólo es el origen de la vida. También es su vehículo.

Si Dios fuese una criatura viviente en la tierra, creo no sería un ser humano, no otra vez.



Más artículos de Óscar fernández en:

http://www.debatecultural.net/autores/FERNANDEZ2.htm


jueves, 7 de febrero de 2008

No me perdonan - Alonso Toro

En este disco que difícilmente te encontrarás por allí, tienes un amplio repertorio de rarezas, genialidades o sorpresas. Te podrás enfrentar a una cumbia en que los protagonistas son unos loros u otra donde el cantante es nada menos que Carlos Andrés Pérez en su discurso aquel 4 de Febrero de rebelión militar con fondo de aviones y bombas. O unos cochinos cantando o una pieza medieval tocada con los instrumentos originales de la época. Toda una sorpresa este disco que lamentablemente pasó por debajo de la mesa cuando fue editado.


En el principio todo era caos. Gritos de animales, barrial sin nombre, lianas, zancudos y dengues. Poco a poco se organizaron las cosas, aprendieron a hablar y cantar los loros, le hicieron un corral a los chanchos, y aprendieron a cantar los chanchos. Luego el animal político, el ser humano, pasó de sus primeros balbuceos, con acompañamiento de arpicordio, al discurso mucho más elaborado, con orquesta de bolero, y nació la historia.

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viernes, 1 de febrero de 2008

La manada y el rebaño. Hernán Peralta

Quizás haya que empezar por admitir que nosotros, como especie humana, no estamos ganados para vivir solos, necesitamos vivir con otros de nuestra misma especie. Parece bastante seguro que nuestros primeros padres coexistían, como otros mamíferos, en manadas. En aquellos tiempos se habitaba en las cavernas, se comía lo que se cazaba o se pescaba y, en los lugares de mucho frío, el abrigo eran cueros.
Es posible que estemos un tanto especulativos cuando se trata de entender cosas muy concretas, pero si la industria del video y del cine están recurriendo a los dinosaurios para legitimar valores y relaciones de esta sociedad, se vale que nosotros echemos mano a los progenitores ne nuestra especie para fundamentar una alternativa...
En las manadas se resuelve la subsistencia con una vida en común, con responsabilidades compartidas y cada quien cumpliendo su rol dentro del colectivo.
Al parecer el problema surgió cuando hubo cosas sin distribuir y unos cuantos empezaron a acapararlas y para continuar necesitaron consolidar un poder: legitimación de sus órdenes; fuerza de represión contra los inconformes, y embustes para validar su poder ante los demás. Es decir, adulterar la visión de la realidad con elementos donde las cosas que no se conocían o no se entendían se justificaran por la vía de la magia, la hechicería o poderes sobrenaturales. Ante la ignorancia del colectivo, suplieron la investigación y la información con imaginerías que alejaran a la gente de su propia realidad.
De este modo nos convirtieron de manada en rebaño. Es de imaginarse que entre los primeros animales domesticados por los seres humanos estuvimos los propios seres humanos.
Y eso ocurrió hace miles de miles de años. Pero sin duda, jamás volvimos a ser manada. Hemos continuado siendo rebaño con unos pocos pastores que determinan los campos donde nos desenvolvemos, la cantidad y la calidad de nuestros alimentos, la atención sanitaria, lo "necesario" para vivir mejor, lo justo o lo injusto, nuestros valores culturales, etc.
Con la metodología intentamos quebrar aquel momento lejano en que nos fueron transformando de manada en rebaño... y comenzar de nuevo, empezar por el principio, sin pastores.