miércoles, 5 de mayo de 2010

Mi Madre en un pueblito de recuerdos - Aquiles Nazoa


Mi madre vive en un pueblito de recuerdos;
yo algunos domingos me subo en el elefante del Libro Mantilla para ir a visitarla.
Allí vive mi madre entre las cuentas de colores que con los años se le han ido cayendo como hermosas gotas de sangre de su corazón.
Allí está pensativa, allí está muy joven y elegantemente triste, a tono su tristeza con la melancolía de la hora en que atardece en su pueblito de recuerdos.
Yo que amé siempre la tarde, pienso que a la envejecida luz de esa hora mi madre es el alma misma de la tarde; y cuando en esa actitud la he encontrado, me vuelvo de puntillas y llego a casa contando que en el pueblito de recuerdos donde vive mi madre, la tarde permaneció hoy largo rato con la mano en la mejilla.
Allí, como entre vestigios de jardín, vive mi madre entre sus últimos ovillos de sedalina, entre los irisados témpanos de cristal de la lámpara que nunca compuso, junto a la cruz de palma bendita que en otros años poníamos en el patio dentro de un plato de agua cuando había tormenta.
Hay algo allí de primavera archivada, serán las flores secas que también hay, o bien aquella mota que aunque ya sin polvera conserva su ampulosidad de bailarina que ha engordado; en todo caso será de tanto vivir entre esas cosas por lo que la mirada de mi madre es lejanamente dulce y vagamente apagada, como sería si uno pudiera verlo, el nostálgico aroma de las galleticas Palmer´s.
A veces mi madre y yo nos vamos pueblo adentro, oyendo bajo nuestras pisadas el crujir de oro de las hojas secas, nos vamos a lo largo de ese territorio de oro, a veces ella y yo nos vamos, mirando yo caer las hojas secas que a lo largo de los años y años de vivir en su pueblito de recuerdos, se le han ido desprendiendo de su anticuado vestido de flores a mi madre.
Vamos en un tranvía bajo la lluvia, pasajeros los dos de un puente que ella le dijo a mi papá que parecía un barco, mi madre quiere que nos detengamos donde está el vendedor de granizado para que yo coma las estrellas. Ahora me sube a su hombro para que yo contemple por la primera vez un río. Pero el fulgor de sus cabellos me resultó más fascinante, pues como era ya la noche y era marzo, y apareció la luna bajísima e inmensa, yo por la primera vez vi el mar, lo vi dormido de mi madre en los líquidos cabellos!
Ahora llegamos al momento en que yo no he nacido. Ahora mi madre está tendida sobre el mundo, y el amor la agasaja de perfumes como como a la tierra un río de duraznos;
dócil, pluvial, arbórea, taza de leche enamorada, está ahora tendida allí mi madre, cuna de flores el dulce cuenco de su vientre, para tornear - suavísima alfarera- la sustancia de siglos que cantando la nombra en la palabra de mi padre.
Madre, pequeña fábrica de amor, mansa esposa del Tiempo, milagro de tu carne fue darle forma humana a las tinieblas y recoger la noche en tus entrañas para levantarla como una espiga hacia la aurora.
Yo lo sé, yo lo sé, porque mis ojos, no han conocido estrellas más suntuosas, ni mañanas más claras, ni flores más augustas ni en fin nubes, como las que aprendí desde tu cuerpo a mirar a través de tu mirada.

Aquiles Nazoa

lunes, 3 de mayo de 2010

Letras de Asfalto - Efraín Valenzuela



En mi Barrio
los pipotes de basura son sonoros
y algo de pestilencia erótica me anima
Cada familia tiene su loco
y las viejas utilizan un poco de cloro o de lejía
para espantar nostalgias de otros tiempos
En mi Barrio
las muchachas son asiduas visitantes de la maternidad
y nunca se les conoce marido
Te amo cada vez que desde el bloque 50
me llamas a la radio para hacerme saber que existes
Mi espalda se impregna a ese olor de escaleras usadas sexualmente
En mi Barrio no falta la ruda ni el sancocho
y la provincia se llama Cruz de Mayo y décima espinela
El portugués del abasto también le tiene fe a Santa Bárbara
y siempre le prende una velita
para que su hijo llegue a General
Tengo una vecina lesbiana
que de vaina habla castellano
En mi Barrio
los poetas hablan a mordiscos
No escuchan a Bach
prefieren el feeling de Guadalupe Victoria Raymond
y las descargas de Milton Cardona
La rumba disipa las nostalgas
y el anís nos despierta los demonios
Mi Barrio
es de pinga
Todo el mundo bebe
Todo el mundo bebe
y todos pelamos bolas
Somos orgullosos y sabios
"Buscando guarapo, semilla y Ashé"
En mi Barrio
hasta para beber hacemos elecciones
Cuando no hay disparos
es porque están tumbando al gobierno
Todos somos buhoneros
profesores, curas y mendigos
No sé qué harían los gobiernos
sin los votos de los barrios
En mi Barrio
edificios y ranchos
son la urbe entera
Somos expertos transeúntes de escaleras
Por eso las piernas de nuestras féminas
son las más sabrosas de la tierra
Todos somos amantes
Pedimos la bendición
y la música siempre está a alto volumen
Aquí la gente muere bailando
Mi Barrio
Por donde se le mire
es una sola cabilla
Por eso
le escribo
Estas letras de asfalto.

Efraín Valenzuela

tomado de La Mancha - 5 Años de poesía, La Mancha Ediciones - Fundación Editorial El perro y la rana.