COSAS DE LA TIERRA
Todas las cosas de las que hablo están en la ciudad,
entre el cielo y la tierra.
Son todas ellas cosas perecederas
y eternas como tu risa,
la palabra solidaria,
mi mano abierta
o este olvidado olor a cabellera
que vuelve
y enciende su llama inesperada
en el corazón de mayo.
Todas las cosas de las que hablo son de carne
como el verano y el salario
Mortalmente inscriptas en el tiempo,
están dispersas, como el aire,
en el mercado, en las oficinas,
en las calles, en los hoteles de paso.
Son todas ellas cosas
cotidianas, como bocas
y manos, sueños, huelgas,
denuncias,
accidentes de trabajo o del amor. Cosas,
de las que hablan los periódicos,
a veces duras
a veces tan oscuras
que aún la poesía las ilumina con dificultad.
Pero es en ellas donde te veo palpitando
mundo nuevo,
aún en estado de sollozos y esperanzas.
José Ferreira Gullar (Brasil)
Todas las cosas de las que hablo están en la ciudad,
entre el cielo y la tierra.
Son todas ellas cosas perecederas
y eternas como tu risa,
la palabra solidaria,
mi mano abierta
o este olvidado olor a cabellera
que vuelve
y enciende su llama inesperada
en el corazón de mayo.
Todas las cosas de las que hablo son de carne
como el verano y el salario
Mortalmente inscriptas en el tiempo,
están dispersas, como el aire,
en el mercado, en las oficinas,
en las calles, en los hoteles de paso.
Son todas ellas cosas
cotidianas, como bocas
y manos, sueños, huelgas,
denuncias,
accidentes de trabajo o del amor. Cosas,
de las que hablan los periódicos,
a veces duras
a veces tan oscuras
que aún la poesía las ilumina con dificultad.
Pero es en ellas donde te veo palpitando
mundo nuevo,
aún en estado de sollozos y esperanzas.
José Ferreira Gullar (Brasil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario