sábado, 19 de julio de 2008

Regalos de amores - Juan Ladino

Ilustración: Lucrecia Chávez

Regalos de Amores.

La ciudad nos abraza encendida
Y a tu paso fragancia le dan
Los azahares que en tu cuerpo van
Jugueteando en la noche tranquila.
Esa luna, que nos mira sonriendo
En tu pelo se posa a escuchar
A mi alma que quiere volar
Anhelando ser de tu pensamiento.
Y yo, queriendo ser la noche, la luna
Azahar, cocuyo y miel para tu cielo
Esa luna, jugando en tu pelo
Mariposa radiante nocturna.
Y yo, queriendo ser la noche en colores
Para pintar por siempre en tus ojos
Mil palabras, mis flores de abrojos
Como simples regalos de amores.

Juan Ladino.

3 poesías de Carlos Drummond de Andrade

EL MUNDO ES GRANDE...

El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.


LOS QUE SUFREN

Las plantas sufren como nosotros sufrimos.
¿Por qué no habrían de sufrir
si esta es la llave de la unidad del mundo?

La flor sufre, tocada
por la mano inconsciente.
Hay una ahogada queja
en su docilidad.

La piedra es sufrimiento
paralítico, eterno.

Nosotros -animales- no tenemos
ni siquiera el privilegio de sufrir.



VAMOS, NO LLORES...

Vamos, no llores...
La infancia se ha perdido.
La juventud se ha perdido.
Pero la vida aún no se ha perdido.

El primer amor ya pasó.
El segundo también pasó.
El tercer amor pasó.
Pero aún continúa vivo el corazón.

Perdiste a tu mejor amigo.
No realizaste ningún viaje.
No posees tierra, ni casa, ni barco,
pero tienes un perro.

Algunas duras palabras
en voz tenue, te golpearon.
Esas, nunca, nunca cicatrizan.
Sin embargo, ¿existe el humor?

La Flecha - José Emilio Pacheco

Ilustración: Luis Luksic

La Flecha

No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extesión de la nada.
José Emilio Pacheco