viernes, 9 de noviembre de 2007

Conferencia de Ignacio Martínez para la Feria del Libro de Caxias, Brasil, 20.10.2006


Ilustración: William Senges

Amigas y amigos que, generosamente, han venido hasta aquí a escuchar mis palabras, quiero declarar ante todos ustedes que los niños y las niñas del mundo son, deben ser, la prioridad internacional número uno.

Esa declaración supone asumir que, hagamos lo que hagamos en nuestra vida privada, profesional, familiar y social, debemos dedicar buena parte de nuestro tiempo y nuestras acciones a los niños.

Una de esas prioridades es brindarles a los niños un mundo sano, limpio y duradero. Cualquier herida que causemos al planeta, estamos lastimando a las generaciones futuras.

Es imprescindible recomponer la relación de los seres humanos con el planeta, construyendo la armonía necesaria entre las personas y el ambiente, porque si esto no ocurre, si el mundo se deteriora y muere, todas las demás bellezas de la vida no tendrán sentido.

Por eso, en este encuentro, hablaré de Ecología desde la Literatura que bien puede ser una formidable herramienta para la Educación. Hablaré de la Ecología y su relación con la sociedad, es decir la Naturaleza y los seres humanos.

Eduardo Galeano dijo una vez que a Dios se le olvidó un Mandamiento: “Amarás a la Naturaleza de la que formas parte” y es en esa concepción que abordaré el tema hoy, sin perder la poesía como el mejor de los lenguajes, el más bello. Muchas veces un poema, una canción, un cuento, puede tener mucho más fuerza que cien discursos o ponencias o monografías.

Dice Pablo Neruda:

“El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento”

¿Qué está pasando en el mundo?

En países como México, Colombia, Bolivia, India, Arabia, Zaire, Zambia y hasta en este hermoso país, Brasil, la desigualdad llega a extremos donde el diez por ciento (10%) de la población tiene los mismos ingresos que el noventa por ciento (90%) restante.

Esto quiere decir, ni más ni menos, que una (1) persona tiene la misma riqueza que las otras nueve (9) personas juntas.

Millones de niños en lugar de jugar o ir a la escuela, trabajan o padecen las consecuencias de esa terrible desigualdad.

Países como Estados Unidos, Francia, Bélgica y Holanda tiene un promedio de alimentación de tres mil quinientas (3.500) calorías de consumo diario por habitante, lo cual supone una sobrealimentación. Mientras millones de seres humanos tienen menos de mil quinientas (1.500) y menos de mil (1.000) calorías diarias lo que supone una grave sub-alimentación.

La comida chatarra en los países ricos ha originado otros problemas en la infancia: diabetes, hipertensión arterial y obesidad.

En los países pobres mueren más de cien (100) niños cada mil (1000) nacimientos. En Austria hay un (1) médico cada cuatrocientos (400) habitantes, mientras que en Etiopía hay uno (1) cada sesenta y nueve mil (69.000) personas.

El promedio de vida en países pobres es entre treinta y cinco (35) y cincuenta (50) años. En los países ricos es entre setenta (70) y ochenta (80) años.

En mi país, Uruguay, una copla dice:

“Unos mucho y otros nada y eso no es casualidad.
Unos mucho y otros nada y eso no es casualidad.
Si el maíz crece desparejo alguna razón habrá.
Si el maíz crece desparejo alguna razón habrá”

El poeta paraguayo Elbio Romero escribió una vez:

“En paz sobre la tierra descansará el hermano
cuando se viva en paz sobre la tierra
y haya pan para todos”

El hambre es más terrible que la guerra misma.

Dice Pablo Neruda:

“Y ése me dijo: Adonde vayas,
habla tú de estos tormentos,
habla tú, hermano, de tu hermano
que vive abajo, en el infierno”

¿Cómo está el hambre y la injusticia en el mundo?

La riqueza total del mundo, medida con el famoso Producto Bruto Interno, es de veinticinco (25) billones de dólares.

Aclaro y refresco la memoria: un (1) billón es un (1) millón de millones, es decir un número uno (1), seguido de doce (12) ceros.

Los siete países más ricos del mundo (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Japón), tienen dieciocho (18) billones de dólares, mientras que los otros siete (7) billones restantes hay que dividirlos entre ciento ochenta (180) países.

Tres ciudadanos norteamericanos: Bill Gates, Paul Allen y Warren Buffet (disculpen la pronunciación de mi frágil idioma inglés), poseen, juntos, una fortuna superior al Producto Bruto Interno de cuarenta y dos (42) naciones pobres en las cuales viven seiscientos (600) millones de personas.

Si las cosas no cambian, para el año dos mil veinticinco (2025), dentro de menos de veinte (20) años, habrá en el mundo dos mil millones (2.000:000.000) de personas viviendo en extrema pobreza y gravísimas condiciones de vida, si es que a eso se le puede llamar vida.

En mil novecientos noventa y cinco (1995) se acordó en Copenhague reducir la pobreza a la mitad, tomando como dato la pobreza en el año noventa (90). Hoy hay más pobres que en el año noventa y cinco (95).

Estados Unidos representa el seis por ciento (6%) de la población mundial pero consume el cuarenta y dos por ciento (42%) de toda la riqueza del planeta.

Casi tres mil millones de personas (3.000:000.000) hoy, viven con dos (2) dólares diarios. Mil millones (1.000:000.000) viven (¿viven?) con un (1) dólar diario.

Hoy, cada media hora, mueren cuatrocientos (400) niños de hambre en el mundo. Quizá, para cuando yo haya terminado esta exposición, hayan muerto ya ochocientos (800) niños.

Pablo Neruda dice:

“Yo NO vengo a llorar aquí donde cayeron,
vengo a vosotros, acudo a los que viven.
Acudo a ti y a mí y en tu pecho golpeo.”

Sin embargo Europa gasta anualmente cincuenta mil millones de dólares (50.000:000.000) en cigarrillo, ciento cinco mil millones (105.000:000.000) en alcohol y el mundo gasta setecientos ochenta mil millones de dólares (780.000:000.000) en armas.

¿Qué está pasando con la Naturaleza?

El mundo está padeciendo otras agresiones. La atmósfera se está enrareciendo y contaminando. Los países del Norte son el veinte por ciento (20%) de la Humanidad, pero consumen el ochenta por ciento (80%) de las riquezas del mundo y son los que producen la mayor cantidad de dióxido de carbono que lanzan a la atmósfera y la enferman.

Sólo los Estados Unidos son responsables del veinticinco por ciento (25%) ¡la cuarta parte! de toda la contaminación atmosférica.

La energía nuclear, esa enorme capacidad energética que posee cada átomo, hoy es la base de las grandes centrales nucleares que funcionan con uranio o plutonio.

Einstein descubrió que la energía de un cuerpo en reposo es igual a su masa, multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (¡Uf! hay que saber mucho de física para explicar bien esta fórmula) Lo cierto es que allí nació la famosa fórmula que se expresa así: E= mc2, (E es igual a Eme por Ce al cuadrado) revolucionando el mundo de la física y hasta de la filosofía.

Sin embargo el desarrollo de la energía nuclear ha traído graves consecuencias, siendo el accidente nuclear de Chernobyl, ocurrido en Rusia el veintiséis (26) de abril de mil novecientos ochenta y seis (1986), el peor de todos... por ahora.

Las energías, creo, no son ni buenas ni malas, todo depende cómo se las use. La energía eléctrica puede iluminar ciudades o torturar prisioneros. La energía nuclear puede ayudar a curar enfermedades o matar setenta mil (70.000) personas en minutos y setenta mil (70.000) personas más en los siguientes cinco años, como sucedió la mañana del seis (6) de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco (1945) en Hiroshima.

Yo escribí una vez:

“A las ocho y quince de la mañana, del seis (6) de Agosto de mil novecientos cuarenta y cinco (1945), la mujer terminó de dar a luz una hermosa beba de casi cuatro quilos, en medio del festejo de la experimentada partera, del esposo de la joven madre primeriza y de los padres de ella que ahora estrenaban su título de abuelos, brindando con el té del desayuno que no alcanzaron a beber porque se murieron ese mismo día, en ese preciso instante, junto al joven padre, a la experimentada partera y a la mujer que acababa de parir una beba que acababa de nacer y de morir.”

Hiroshima es una ciudad japonesa ubicada sobre el río Ota, que se divide en seis (6) brazos formando otras tantas islas sobre las que se asienta la ciudad, antes de desembocar en el mar interior. La ciudad tiene hoy alrededor de un millón doscientos cincuenta mil (1:250.000) habitantes (más pequeña que Porto Alegre) y fue fundada en 1589 (bastante mayor que Porto Alegre ¿no?).

Estados Unidos lanzó la primera bomba nuclear de la historia. El avión se llamaba Enola Gay, el piloto era Paul W Tibblets y a la bomba de uranio se le llamó Little Boy, pequeño muchacho, muchachito. ¡Qué terrible ironía!

Por otro lado nuestra alimentación está asediada de peligros. Los alimentos transgénicos conforman una larguísima lista. La harina de soja es una de las más extendidas que, a su vez, se está utilizando en muchísimos alimentos. Pero lo terrible es que se está consumiendo a nivel mundial y aún no sabemos qué consecuencias puede traer para la salud humana y animal. Sí sabemos que hay sospechas fundadas de alergias, efectos cancerígenos, resistencia a los antibióticos, desaparición de especies en las zonas cultivadas, empobrecimiento del suelo y contaminación del agua, entre otros efectos.

A eso hay que agregarle los llamados “aditivos” que se usan en una enorme cantidad de alimentos, mejorando (si es que así podemos decir) el color, el sabor, la presentación del alimento.

Muchos de ellos, sin embargo, pueden destruir los glóbulos rojos o ser agentes cancerígenos o provocar accidentes vasculares o ayudar a los efectos de toxicidad y si no me creen, amigas y amigos, pregúntenle a los británicos qué paso con el agua fabricada en Inglaterra por la Coca Cola en el año dos mil cuatro (2004).

La llamada lluvia ácida es otro peligro al que estamos sometidos porque la bendita lluvia, el agua bendita y pura, recibe humos, gases tóxicos, emanaciones de todo tipo y llega a la tierra en forma de lluvia o nieve o niebla, pero contaminada y peligrosa para los cursos de agua y la tierra y todos los frutos que obtenemos de ella.

Eduardo Galeano nos cuenta que:

“Cuando el árbol del agua se desplomó, del tronco nació la mar y de las ramas, los ríos. Toda el agua era dulce. Fue el Diablo quien anduvo echando puñados de sal.”

Todos estos problemas han traído, entre otras consecuencias, que muchas especies animales estén en peligro de extinción. ¡Mas de veinte mil especies (20.000) desaparecen o pasan a estar en franco peligro de extinción... anualmente!

¿Y con la basura cómo andamos?

Si no hacemos un plan de reciclar, reducir y recuperar lo que tiramos, nos podemos convertir en un enorme basural. El papel necesita de tres (3) a seis (6) meses para descomponerse, pero los neumáticos no tiene fecha de descomposición y degradación, el plástico necesita ochocientos (800) años, los metales precisan cuatrocientos cincuenta (450) años, las latas de aluminio precisan entre doscientos (200) y quinientos (500) años, el vidrio, más de un millón (1:000.000) de años.

Sin embargo la inmensa mayoría de estos desechos, podría volver a ser utilizado, podríamos reducir la cantidad de basura que tiramos o podríamos transformarlo en otras cosas para volver a usar.

Yo escribí la canción de la Lombriz Beatriz:

“No queremos la mugre ni la guerra.
Somos amigos de la tierra.

El mundo estaba engripado
y también contaminado.

Le dolía la cabeza
de tener tanta pobreza.

Tenía mucha locura
de vivir en la basura.

Los árboles se morían,
la gente los destruía

y los bichos disparaban
pues la gente los cazaba.

El mundo estaba sin dientes,
tenía enfermo el ambiente.

¿Quién encontrará el remedio
de proteger nuestro medio?

¿Quién quitará la tristeza
a nuestra Naturaleza?

Será cada ser humano,
el remedio está en tus manos.

En lugar de disparates
es mejor tomarse un mate

¡No me rompas el planeta
ni fabriques escopetas!

En lugar de destruir
es más lindo construir.

Quiero volar por el cielo
de un mundo de caramelo.

¡Che adulto, no armes más lío,
que el mundo también es mío!”

¿Qué pasa con el agua bendita?

Hoy, mil doscientos (1.200:000.000) millones de personas, una quinta parte de los habitantes el planeta, carecen de agua potable. Esto se agudizará por el aumento de la población.

En el año dos mil veinticinco (2025) se estima que seremos alrededor de ocho mil trescientos millones (8.300:000.000) de seres humanos y en el dos mil cincuenta (2050) andaremos por los doce mil millones de habitantes (12.000:000.000) ¿Qué pasará con el agua, entonces, cuando nuestros hijos tengan nuestra edad o nuestros nietos tengan nuestra edad?

Un poema mío sobre el agua dice:

La historia del mundo está hecha de agua
El agua es la escena de cada jornada.
Los hombres hicieron su historia en el agua.

Ella nos salpica, nos nubla, nos baña,
nos calma la angustia de nuestras gargantas,
humedece páramos de la piel ajada
y pinta extensiones azules y blancas.
Me nieva, me lluvia, me nubla, me escarcha.
Me graniza el día, me blanquea el alba,
me endurece el viento, me licua el alma
y fluye cual fuente, cual salto o cascada.
Es río y océano, arroyo, ensenada,
bahías y lagos y mares y playas.
Me quema, me enfría, me deleita o mata,
me inunda, me hunde o a flote me saca.
Me tira, me lame, me trae mañanas,
oculta secretos, me miente y naufraga.
A veces catástrofe, a veces la calma,
a veces la dicha o el horror o nada.
El agua es de todos y yo soy del agua.
Es varón y es hembra, el agua y las aguas.
Es los animales, también es las plantas.
Es la vida misma que nace y que acaba
y que se transforma otra vez en agua.
Se eleva en tibiezas, se enfría en montañas
y luego regresa cada temporada.

Amor de labriegos, diosa de las barcas,
sangre de ciudades, hueco de mi palma,
placer de mi boca, agua de mi agua.

El poeta argentino Juan Gelman me contó hace ya tiempo, que un hombre de barrio, de esos verdaderos filósofos populares, anónimos, sabios, le dijo que había muy pocas cosas por las cuales “calentarse” y le advirtió de los peligros de esos enojos que terminan en formidables calenturas diciéndole:

–El cuerpo humano, señor, está hecho de un ochenta por ciento (80%) de agua, si Usted se “calienta” mucho, se puede evaporar.

Algunos datos muy reveladores:

En América del Sur tenemos el veintiocho por ciento (28%) del agua del mundo y sólo el seis por ciento (6%) de la población mundial. Europa, Asia y Europa tienen el ochenta y cinco por ciento (85%) de la población mundial, pero sólo el cuarenta y ocho por ciento (48%) del agua del mundo.

El agua del mundo se encuentra en América y Oceanía, sin contar la enorme reserva de agua en los Polos. Sin embargo, precisamente, si no contamos el agua dulce de los casquetes polares, la Humanidad sólo cuenta con el cero coma treinta y seis por ciento (0,36%) del agua del planeta en lagos, embalses y canales.

Hoy se consumen ocho billones de litros diarios de agua potable en todo el mundo, pero el ciclo de lluvias se ha visto tremendamente agredido si tenemos en cuenta que África perdió el ochenta y cinco por ciento (85%) de sus selvas, Asia perdió el setenta por ciento (70%) de sus selvas y América ya perdió el cincuenta y uno por ciento (51%) de sus selvas.

¿No será esta una de las causas de los cambios climáticos de los últimos años?

Casi la mitad de los medicamentos que conocemos nacen de los árboles. Sin embargo desaparecen especies vegetales sin que ni siquiera las conozcamos.

En África, el desierto avanza quince (15) metros por día.

Pero el mundo es injusto. En Inglaterra se usa agua para lavar autos y regar jardines, veinte (20) veces más que toda el agua que disponen los habitantes de Bangladesh para sus necesidades vitales cada día.

Un campo de golf consume la misma cantidad de agua que una población de diez mil (10.000) habitantes.

El agua está enferma. Sustancias químicas inorgánicas y orgánicas; sustancias radiactivas; desechos humanos o industriales enferman el agua. Los mares de la India, Bangladesh, Indonesia, Malasia, Tailandia y Filipinas son los más contaminados del mundo.

¿Qué podemos hacer?

Estos temas deben estar en todas nuestras actividades. Creo que debemos conversar mucho y crear historias, cuentos, poemas, canciones, obras de teatro, libros, revistas, películas, programas de televisión, novelas, telenovelas, programas de radio, páginas en los diarios, páginas web y, sobre todo, actividades múltiples en las escuelas, en la enseñanza media, en las universidades, en los barrios y cada nucleamiento, para que incorporen estos temas.

Cada escuela debería tener su equipo de seguimiento de lo que pasa en su barrio, de los principales problemas y virtudes ambientales de su entorno inmediato. Cada niño y cada niña debería ser un activista en defensa de sus propios derechos de vivir en un mundo limpio, sano y duradero, organizando campañas para enseñar a los adultos y para mostrarnos cómo quieren el mundo y en qué mundo desean vivir. Cada niño debería ser, por ejemplo, un continuador de las ideas de Chico Méndes que tantas enseñanzas nos dejó. No recuerdo el nombre de sus asesinos pero nunca olvidaré su asesinato y tampoco olvidaré su nombre que deberemos perpetuarlo en nuestros niños como ejemplo. Es que al fin de cuentas de eso se trata, de ser difusores de ejemplos de conducta y abrir espacios para que nuestros niños se expresen.

Esta revista se llama El Tomate verde y está pensada para niños y jóvenes, pero, fundamentalmente CON niños y jóvenes que nos mandan sus dibujos, sus cuentos, sus poemas, sus reportajes o sus opiniones. La participación activa de la gente en el tratamiento de los temas ecológicos me parece que es fundamental.

Deberíamos comenzar, incluso, por los mismos maestros y maestras. La Ecología no es únicamente una materia del conocimiento. La Ecología debe ser una puerta para mejorar nuestra actitud de vida y, entonces, sobre estos temas deben referirse los matemáticos, los físicos, los químicos, los médicos, los gimnastas, los artistas, los historiadores y todos los especialistas, cualquiera sea su materia.

Sería bueno que cuando hablemos de la tierra lo hagamos en la tierra, en un cantero, donde aprendamos a plantar flores, hortalizas, legumbres. Cuando hablamos del agua sería bueno hacerlo frente a una canilla o en la orilla de un río o un arroyo o el mar. Cuando hablamos del aire sería bueno hacerlo frente a una chimenea o cerca de una gran avenida con autos humeantes.

Beatriz Eliane Cordero Santos Caetano que trabajó en la Secretaría de políticas de lectura en Río de Janeiro, me dijo, hace algunos años, que en Brasil “existen, por suerte, muchos libros que hablan de temas ecológicos. En la educación, principalmente con la lectura, trabajamos esos problemas. Nosotros llamamos al mes de junio como Mes del Medio Ambiente y allí hacemos muchas actividades con los niños porque el principal responsable de los problemas ecológicos es el propio hombre y será a partir del hombre que podremos mejorar”.

Y yo estoy de acuerdo con Beatriz aunque preferiría que no fuera sólo en el mes de junio y que al ambiente lo llamáramos así, nomás, enterito, y no “medio ambiente”. Veamos algún ejemplo de lo que podemos hacer. Las dibujos animados que veremos a continuación, son parte de un proyecto que nació con las autoridades de la ciudad de Montevideo y hoy se repiten a diario en diferentes canales de Uruguay.

Todo se puede tratar con humor y con esperanza. Pero a los niños hay que hablarles con el mayor respeto, sin hacer concesiones en el lenguaje ni tratarlos como seres bobitos o adultos enanos. A los niños hay que tratarlos como niños. Hay que combinar el análisis con el juego, la dramática verdad con la ternura, los más terribles datos de la realidad con el inmenso escudo que supone el amor hacia ellos.

Tampoco debemos perder la memoria y la rigurosidad. Eduardo Galeano nos recuerda la profecía de Chilam Balam, el sacerdote jaguar de Yucatán que nos dice:

“Dispersados serán por el mundo las mujeres que cantan y los hombres que cantan y todos los que cantan...Nadie se librará, nadie se salvará... Mucha miseria habrá en los años del imperio de la codicia. Los hombres, esclavos han de hacerse. Triste estará el rostro del sol...Se despoblará el mundo, se hará pequeño y humillado...”

Pero por suerte, al final, este gran sacerdote jaguar nos dice:

“Se levantarán el palo y la piedra para la pelea... Morderán a sus amos los perros... Los de trono prestado han de echar lo que tragaron. Muy dulce, muy sabroso fue lo que tragaron, pero lo vomitarán. Los usurpadores se irán a los confines del agua... Ya no habrá devoradores de hombres... Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo”.

Y entonces, amigas y amigos, yo digo que ya comenzamos a caminar. Muchos hombres y muchas mujeres del mundo están en este camino. Será arduo y difícil. Estamos en una lucha por la vida. Estamos en una lucha por el derecho a la vida de los que no han venido a ella, aún.

Vuelvo a Neruda y me despido:

“La sombra que indagué ya no me pertenece.
Yo tengo la alegría duradera del mástil,
la herencia de los bosques, el viento del camino
y un día decidido bajo la luz terrestre.

No escribo para que otros libros me aprisionen
ni para encarnizados aprendices de lirio,
sino para sencillos habitantes que piden
agua y luna, elementos del orden inmutable,
escuelas, pan y vino, guitarras y herramientas.”

Gracias. Muchas gracias


tomado de Tierra de Genistas

1 comentario:

gerarda dijo...

cómo hicieron para solicitar permiso al artista senges para publicar su ilustración?