Que extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo estáis. Pero verdad, estáis muertos.
Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que, péndula del cenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida vosotros no os duele. Os digo, pues, que la vida está en el espejo, y que vos sois el original, la muerte.
Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente se está uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan en los bordes enfrentados y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis y creyendo morir, percibís la sexta cuerda que ya no es vuestra
Estáis muertos, no habiendo antes vívido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de vida que nunca fue. Triste destino. El no haber sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades.
Y, sin embargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida.
Estáis muertos.
2 comentarios:
Se distingue con radicalidad entre la vida y la muerte, entre lo inerte y lo vivo.
Pero lo cierto es que lo vivo puede devenir inerte (que se llama morir) y lo inerte puede cobrar vida.
Las sustancias minerales se vivifican cuando una planta las absorbe por sus raíces y, con ayuda del aire y el sol, las transforma en sus propios tejidos vivos. Después pueden incorporarse a los hervíboros que comen la planta o a los carnívoros que ingieren aquéllos.
En el planeta Tierra (puede que también en otros) estar vivo o inerte es algo más bien coyuntural.
fantastico estais muerto me enkanta vallejo...
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