lunes, 16 de abril de 2007

La flor y el cronopio - Julio Cortazar





Policrítica en la hora de los chacales

Explicación del título: Hablando de los complejos problemas cubanos, una amiga francesa mezcló los términos crítica y política, inventando la palabra policritique. Al escucharla pensé (también en francés) que entre poli y tique se situaba la sílaba cri, es decir grito. Grito político, crítica política en la que el grito está ahí como un pulmón que respira; así he entendido siempre, así la seguiré sintiendo y diciendo. Hoy hay que gritar una política crítica, hay que criticar gritando cada vez que se lo cree justo: sólo así podremos acabar un día con los chacales y las hienas.

De qué sirve escribir la buena prosa,

De qué vale que exponga razones y argumentos

Si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo,

Lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto,

Vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos,

Los chacales son sabios en los télex,

Son las tijeras de la infamia y del malentendido,

Manada universal, blancos, negros, albinos,

Lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman,

De qué sirve escribir midiendo cada frase,

De qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la

Conducta

Si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias,

Los policías disfrazados,

Los asesores del gorila, los abogados de los trusts

Se encargarán de la versión más adecuada para consumo de

inocentes o de crápulas,

fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se

instala,

y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta

tierra nuestra

que abre su diario y busca su verdad y se encuentra

con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando

baba prefabricada, mierda en pulcras columnas, y hay quien

cree

y hay quien olvida el resto, tantos años de amor y de combate,

porque así es, compadre, los chacales lo saben: la memoria es

falible

y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de

hoy con sus noticias invalida

todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente

traficado y mentido.

Entonces no, mejor ser lo que se es,

Decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá

Quien entienda

Este lenguaje que del fondo viene

Como del fondo brotan el semen, la leche, las espigas.

Y el que espera otra cosa, la defensa o la fina explicación,

La reincidencia o el escape, nada más fácil que comprar el diario

Made in USA

Y leer los comentarios a este texto, las versiones de Reuter o

De la UPI

Donde los chacales sabihondos le darán la versión satisfactoria,

Donde editorialistas mexicanos o brasileños o argentinos

Traducirán para él, con tanta generosidad,

Las instrucciones del chacal con sede en Washintong,

Las pondrán en correcto castellano, mezcladas con saliva

nacional

Con mierda autóctona, fácil de tragar.

No me excuso de nada, y sobre todo

No excuso este lenguaje,

Es la hora del Chacal, de los chacales y de sus obedientes:

Los mando a todos a la reputa madre que los parió,

Y digo lo que vivo y lo que siento y lo que sufro y lo que

Espero.

Diariamente, en mi mesa, los recortes de prensa: París,

Londres,

Nueva York, Buenos Aires, México City, Río. Diariamente

(en poco tiempo, apenas dos semanas) la máquina montada,

la operación cumplida, los liberales encantados, los

revolucionarios confundidos,

la violación con letra impresa, los comentarios compungidos,

alianza de chacales y de puros, la manada feliz, todo va bien.

Me cuesta emplear esta primera persona del singular, y más me

Cuesta

Decir: esto es así, o esto es mentira. Todo escritor, Narciso,se

Masturba

Defendiendo su nombre, el Occidente

Lo ha llenado de orgullo solitario. ¿Quién soy yo

Frente a los pueblos que luchan por la sal y la vida,

Con qué derecho he de llenar más páginas con negociaciones y

Opiniones personales?

Si hablo de mí es que acaso, compañero,

Allí donde te encuentran estas líneas,

Me ayudarás, te ayudaré a matar a los chacales,

Veremos más preciso el horizonte, más verde el mar y más

Seguro el hombre.

Les hablo a todos mis hermanos, pero miro hacia Cuba,

No sé de otra manera mejor para abarcar la América Latina.

Comprendo a Cuba como sólo se comprende al ser amado,

los gestos, las distancias y tantas diferencias,

las cóleras, los gritos: por encima está el sol, la libertad.

Y todo empieza por lo opuesto, por un poeta encarcelado,

Por la necesidad de comprender por qué, de preguntar y de

Esperar,

Qué sabemos aquí de lo qué pasa, tantos que somos Cuba,

Tantos que diariamente resistimos el aluvión y el vómito

De las buenas conciencias,

De los desencantados, de los que ven cambiar ese modelo

Que imaginaron por su cuenta y en sus casas, para dormir

Tranquilos

Sin hacer nada, sin mirar de cerca, la luna de miel barata con su isla

Paraíso

Lo bastante lejana para ser de verdad paraíso

Y que de golpe encuentran en su cielito lindo les cae en la

Cabeza.

Tienes razón Fidel: sólo en la brega hay derecho al

Descontento,

Sólo de adentro ha de salir la crítica, la búsqueda de fórmulas

Mejores,

Sí, pero de adentro es tan afuera a veces,

Y si hoy me aparto para siempre del liberal a la violeta, de los

que firman los virtuosos textos

por-que-Cu-ba-no-es-eso-que-e-xi-gen-sus-es-que-mas-de-bu-fe-te,

no me creo excepción, soy como ellos, qué habré hecho por

Cuba más allá del amor,

Qué habré dado por Cuba más allá de un deseo, una esperanza.

Pero me aparto ahora de su mundo ideal, de sus esquemas,

Precisamente ahora cuando

Se me pone en la puerta de lo que amo, se me prohibe

Defenderlo,

Es ahora que ejerzo mi derecho a elegir, a estar una vez más y

Más que nunca

Con tu Revolución, mi Cuba, a mi manera. Y mi manera torpe,

A manotazos,

Es ésta, es repetir lo que me gusta o no me gusta,

Aceptando el reproche de hablar desde tan lejos

Y a la vez insistiendo (cuántas veces lo habré hecho para el

Viento)

En que soy lo que soy, y no soy nada, y esa nada es mi tierra

Americana,

Y como pueda y donde este signo siendo tierra, y por sus

Hombres

Escribo cada letra de mis libros y vivo cada día de mi vida.

Comentario de los chacales (vía México, reproducida con alborozo en Río de Janeiro y Buenos Aires): "El ahora francés Julio Cortázar… etc." De nuevo el patrioterismo de escarapela, cómodo y rendidor, de nuevo la baba de los resentidos, de tantos que se quedan en sus pozos sin hacer nada, sin ser oídos más que en sus casas a la hora del bife; como si en algo dejara yo de ser latinoamericano, como si un cambio a nivel de pasaporte (y ni siquiera lo es, pero no vamos a poner a explicar, al chacal se lo patea y se acabó) mi corazón fuera a cambiar, mi conducta fuera a cambiar, mi camino fuera a cambiar. Demasiado asco para seguir con esto; mi patria es otra cosa, nacionalista infeliz; me sueno los mocos con tu bandera de pacotilla, ahí donde estés. La revolución también es otra cosa; a su término, muy lejos, tal vez infinitamente lejos, hay una magnífica quema de banderas, una fogata de trapos manchados por todas las mentiras y la sangre de la historia de los chacales y los resentidos y los mediocres y los burócratas y los gorilas y los lacayos.

Y así es, compañeros, si me oyen en La Habana, en cualquier

parte,

hay cosas que no trago,

hay cosas que no puedo tragar en una marcha hacia la luz,

nadie llega a la luz si saca a relucir los podridos fantasmas del pasado,

si los perjuicios, los tabúes del macho y de la hembra

siguen en sus maletas,

y si un vocabulario de casuistas cuando no de energúmenos

arma la burocracia del idioma y los cerebros, condiciona a los

pueblos

que Marx y que Lenin soñaron libres por dentro y por fuera,

en carne y en conciencia y en amor,

en alegría y trabajo.

Por eso, compañeros, sé que puedo decirles

Lo que creo y no creo, lo que acepto y no acepto,

Esta mi policrítica, mi herramienta de luz,

Y en Cuba sé de ese combate contra tanto enemigo,

Sé de esa isla de hombres enteros que nunca olvidarán la risa y

La ternura,

Que las defenderán enamoradamente,

Que cantan y que beben entre turnos de brega, que hacen

Guardia fumando,

Que son los que buscó Martí, lo que firmaron con su sangre

Tantos muertos

A la hora de caer frente a chacales de dentro y a chacales de

Fuera.

No seré yo quien proclame al divino botón el coraje de Cuba y

Su combate;

Siempre hay alguna hiena maquinada de juez, poeta o crítico,

Lista a cantar las loas de lo que odia en el fondo de sus tripas,

Pronta a asfixiar la voz de los que quieren el verdadero diálogo,

El contacto

Por lo alto y por lo bajo: contacto con ese hombre que manda

En el peligro porque el pueblo

Cuenta con él y sabe

Que está ahí porque es justo, porque en él se define

La razón de la lucha, del duro derrotero,

Porque jugo su vida con Camilo y el Che y tantos que pueblan

De huesos y memorias la tierra de la palma;

Y también en contacto Con el otro, el sencillo camarada que necesita la palabra y el rumbo

Para impulsar mejor la máquina, para cortar mejor la caña.

Nadie espere de mí el elogio fácil,

Pero hoy es más que nunca tiempo de decisión y de aguas

Claras:

Diálogo pido, encuentro en las borrascas, policríticas diaria,

No acepto la repetición de humillaciones torpes,

No acepto risas de los fariseos convencidos de que todo anda

Bien después de cada ejemplo,

No acepto la intimidación ni la vergüenza. Y es por eso que

Acepto

La crítica de veras, la que viene de aquel que aguanta en el

timón,

de aquellos que pelean por una causa justa, allá o aquí, en lo

alto o en lo bajo,

y reconozco la torpeza de pretender saberlo todo desde un mero

escritorio

y busco humildemente la verdad en los hechos de ayer y de

mañana,

y te busco la cara, Cuba la muy querida, y soy el que fue a ti

como se va a beber el agua, con la sed que será racimo o canto.

Revolución hecha de hombres,

Llena estarás de errores y desvíos, llena estarás de lágrimas y

Ausencias,

Pero a mí, a los que tantos en horizontes somos pedazos de

América Latina,

Tú nos comprenderás al término del día,

Volveremos a vernos, a estar juntos, carajo,

Contra hienas y cerdos y chacales de cualquier meridiano,

Contra tibios y flojos y escribas y lacayos

En París, en La Habana o Buenos Aires,

Contra lo peor que duerme en lo mejor, contra el peligro

De quedarse atascado en plena ruta, de no cortar los nudos

Machetazo limpio,

Así yo sé que un día volveremos a vernos,

Buenos días, Fidel, buenos días, Haydée, buenos días mi Casa,

Mi sitio en los amigos y en las calles, mi buchito, mi amor,

Mi caimancito herido y más vivo que nunca,

Yo soy esta palabra mano a mano como otros son tus ojos o tus

Músculos,

Todos juntos iremos a la zafra futura,

Al azúcar de un tiempo sin imperios ni esclavos.

Hablémonos, eso es de hombres: al comienzo

fue el diálogo. Déjame defenderte

cuando asome el chacal de turno, déjame estar ahí. Y si no lo

quieres,

oye, compadre, olvida tanta crisis barata. Empecemos de nuevo,

di lo tuyo, aquí estoy, aquí te espero; toma, fuma conmigo,

largo es el día, el humo ahuyenta los mosquitos. Sabes,

nunca estuve tan cerca

como ahora, de lejos, contra viento y marea. El día nace.

Publicado en la revista Casa de las Américas, n º 67, julio-agosto de 1971, La Habana

lunes, 9 de abril de 2007

Poemas para Niños - Mercedes Franco

La vida azul de los delfines

Ilustración: William Shimmel

La vida de los delfines
es azul y feliz.

Ondulan suaves entre las olas,

fuertes y claramente alegres.
El sol entra bailando
en el agua,
tantea sus cuerpos móviles.
Ellos suben en saltos de estrella
hasta el cielo encendido,
caen en regueros musicales,

ríen sus ojos infantiles

contra la luz
del aire,
juegan y se divierten
con la espuma
de la tarde brillante.

De noche hablan dormidos
mientras sueñan con torres y náufragos,

con faros y antiguas piedras,

con la oscura gente de los barcos,
que pasan por la noche azul
del mar.

Bolívar.

Ilustración: Felipe García

Sentí los pasos de Bolívar,
subí
con él a la montaña,
vi sus ojos nocturnos,
que buscaban
un alto en el camino,
un fuego humilde,
donde echarse a dormir
cuentos de islas y astros.

Sentí los hombros duros de Bolívar,
su cuerpo ágil, exacto,
sus manos de pájaro silvestre.

Yo fui tras él a la batalla.
Y vi un tropel de estrellas
tras el duro galope de su potro.

Su voz me toca aún
en cada paño de sabana,
y su recuerdo fulgura en las playas,

como un incendio lejano.



Abuelos

Ilustración: Tony Mendoza

Los abuelos son lentos como lagos.
Navegan en ellos viejos botes,
fantásticas canoas y hojas tristes,
tan grandes y tan frágiles sus voces.

Los abuelos son ríos bajos,
verdes pozas antiguas,
piedras pulidas de la orilla.

La arena espesa de sus ojos.
Las flores rotas que desgaja su risa.
La brisa tenue de sus manos.

Entre un cuento y el otro,
en su sonrisa de pañuelos
se ven encajes y adioses lejanos.

Mercedes Franco